Todo es frágil: tu costumbre de amarme, mi fe, el silencio y la vida que duerme en un vagón de tren. Tu contrato fugaz, la memoria, este hilo de voz, las quimeras que surcan estrechos y este corazón que persigue tu rastro en la alfombra de la habitación.
No es tan frágil el trueno del fúsil, el temor a perderme tus dulces mañanas, tanto dolor. La memoria del banco, el aroma de aceite en el mar, las fronteras de acero para hombres, humo para el capital que regula espejismos y ordena tu necesidad.
Yo soy frágil como un cristal si falta usted a esta cita, mi amor, si el canto se llena de olvido, si el recuerdo se va y ya no ríe conmigo. Quizá no seamos héroes pero aún seguimos vivos y en la crisálida su voz estallará. Y no se quedará inmóvil al borde del camino y hará futuro su fuerte fragilidad.
Es tan frágil el abrazo del mundo y su paz, la promesa desde la tribuna y su empeño por perdurar. Soberbio y resistente es el grito del miedo anunciando el final y la noche que escupen al cielo tantas chimeneas, los disparos de nieve, el rugido de las bayonetas.
Quizá no sea tan frágil tu costumbre de amarme, mi fe, tu voz y tu memoria. ¿Sabes?, quizá me equivoqué. Quizá no sea indestructible el trueno del fusil, tanto dolor, la burbuja que encierra este grito y este temor a saberme perdido, a perderte y perder la razón.
Yo soy frágil como un cristal si falta usted a esta cita, mi amor, si el canto se llena de olvido, si el recuerdo se va y ya no ríe conmigo. Quizá no seamos héroes pero aún seguimos vivos y en la crisálida su voz estallará. Y no se quedará inmóvil al borde del camino y hará futuro su fuerte fragilidad.
miércoles, marzo 02, 2005
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