viernes, marzo 30, 2007

jueves, marzo 29, 2007

Dia del Joven Combatiente

A 22 años del asesinato de Eduardo y Rafael Vergara Toledo Juntos como hermanos
“El 29 de marzo de 1985 la noticia se esparció como un reguero de pólvora: ¡Mataron a Eduardo y Rafael! Carabineros los había asesinado”, escribió el sacerdote de la Villa Francia. “Tenían 20 y 18 años. Esa noche me mataron con mis hijos”, se retuerce Luisa Toledo. Dos décadas más tarde la justicia aún libra la batalla contra la impunidad.


“Esa noche tenía reunión en un taller de mujeres de la Villa Francia. Antes de ir, tipo 19:45 escuché en la radio: ‘Incidente en Las Rejas con 5 de Abril, dos civiles muertos’. Partí a la reunión, pero al rato llega mi hija Ana: ‘Mamá, parece que Rafael andaba en Las Rejas con 5 de Abril...’. De inmediato se me apretó el corazón. Intuí, supe que Rafael estaba muerto. Fue un golpe tan feroz... Rafael estaba muerto. Él tenía 18 años”.
Luisa Toledo no quita la vista de sus manos. Sus dedos golpean ligeramente la mesa donde descansa un documento de octubre del ’85 donde Carabineros niega responsabilidad en la muerte de Eduardo y Rafael Vergara Toledo. No es fácil recordar. Tarda algunos segundos, cobra fuerza y se lanza. A su lado está Manuel Vergara, su esposo. Él la mira y la escucha atento. Ella aún tiene la vista en algún punto de su memoria.
“Me vinieron a dejar a la casa, Manuel estaba en la puerta y algo había escuchado en la radio. ‘No puede ser, voy a hablar con el padre Bolton’, me dice. Mi hija sale de la casa, dice que la van a allanar. Quedo sola, descuelgo la foto donde estoy con mis hijos, la acerco a mi pecho y lloro por Rafael. Pero veo que entra un tipo a punta y codo con una metralleta. ‘Levántese’. ‘Estoy sola’, le dije. Entraron como treinta más”.

“-¿Por qué está llorando? -me pregunta uno.
-Lloro cuando quiero, no tengo que pedirle permiso -respondí.
-¿Y cuántos hijos tiene usted?
-Cuatro, y me acaban de matar uno -contesté. Pero entonces otro que hacía de jefe se alejó un poco, se rió y me dijo: ‘Dos. Fueron dos’... Yo en ese momento no me di cuenta de lo que dijo, porque allanaron la casa, destrozaron todo y como ratas que llegaron, como ratas se fueron. Luego entró el padre Bolton, ‘déjame llorar al lado tuyo’, me dijo. Sólo al día siguiente supe que a Eduardo también lo habían matado. Eduardo tenía 20 años”.

Eduardo y Rafael, al igual que su hermano mayor, Pablo, militaban en el MIR. Su compromiso político comenzó tan pronto acompañaron a sus padres a las reuniones con los pobladores o a la parroquia de la Villa Francia. Manuel fue presidente de la Juventud Obrera Católica en los ’60. En dictadura, la familia integraba la Comunidad Cristo Liberador. “Eduardo era más reacio a acompañarnos, pero Rafael nos impresionaba por su discurso profundamente cristiano. Conversaba mucho con el padre Bolton, admiraba a Mariano Puga. Una vez nos dijo que quería ser sacerdote”, relatan Luisa y Manuel.
Ambos estudiaron en el Liceo de Aplicación. Eduardo egresó con notas sobresalientes y a los 17 años ingresó al Pedagógico a estudiar historia. Allí se convirtió en dirigente de la Unión Nacional de Estudiantes Democráticos (UNED) hasta que lo expulsaron. A Rafael, siendo dirigente estudiantil, lo echaron del colegio en tercero medio acusado de “panfletero” y “agitador político”.
Entre 1982 y 1984, la persecución se agudiza. Detenciones arbitrarias, seguimientos y amenazas. Todo empeoró desde el 18 de marzo del ’84. “De la 21ª Comisaría nos allanaron y nos robaron hasta la Biblia. Nos querellamos por robo y ganamos. En la comisaría nos decían ‘los tenemos aquí’. Fuimos hostigados y nuestros hijos fueron detenidos varias veces sin cargos”, apunta Manuel.


EMBOSCADA
El sábado 30 de marzo de 1985, la prensa escribe acerca de dos “delincuentes”, “antisociales” y “asaltantes” muertos en un enfrentamiento con carabineros. También informa de un uniformado herido. Ese mismo día se inicia la causa 351-85 en el Segundo Juzgado Militar de Santiago por violencia innecesaria con resultado de muerte. La abogaba Pamela Pereira representa a la familia Vergara Toledo. Pero nada. Los tribunales militares sobreseen definitivamente en 2002 y la Corte Marcial lo confirma por prescripción de la acción penal.
Pero la verdad era otra. Y en la Villa Francia lo supieron apenas los disparos, desde la patrulla Z-955 de la Tenencia Alessandri -dependiente de la 21ª Comisaría-, derribaron a los perseguidos. Hubo decenas de testigos, pero ante la justicia militar, por temor y desconfianza, no declararon más de tres. Primero cayó Eduardo. Murió de forma instantánea. “Lo mataron por la espalda”, señaló la familia.
Rafael vio a su hermano en el suelo, retrocedió para ayudarlo y lo hirieron... Pero estaba vivo. En este punto, todo se oscurece más. En la cercanías, testigos observaron un camión de Chilectra. El caso es que se produjo un apagón y, al rato, Rafael apareció muerto junto a Eduardo. Le dieron un tiro en la nuca a muy corta distancia. Se investiga si, estando esposado, lo asesinaron arriba del furgón.
La patrulla estaba a cargo del subteniente Alex Vicent Ambler Hinojosa, e integrada por Marcelo Segundo Muñoz Cifuentes, Francisco Nelson Toledo Puente y Jorge Segundo Marín Jiménez, que tiempo después fue dado de baja por el homicidio de su esposa. Muñoz Cifuentes era el carabinero herido, pero de la bala jamás se supo ni fue investigada -hecho fundamental para sostener la tesis del “enfrentamiento”-, como tampoco se investigó una pistola que, según versiones policiales, estaba en poder de Eduardo Vergara.
“El 29 de marzo de 1985, en los sectores populares de Santiago, la noticia se esparció como un reguero de pólvora: ¡mataron a Eduardo y Rafael Vergara! Carabineros había asesinado a dos de los mejores y más queridos elementos de la juventud de la zona. La eucaristía en la iglesia de Jesús Obrero que celebré al día siguiente es la más estremecedora que he celebrado en casi cuarenta años de sacerdocio”, escribió Roberto Bolton. En los funerales, una impresionante muchedumbre caminó junto a los féretros desde la Villa Francia hasta el Cementerio General.
Casi veinte años más tarde, en 2004, la Corte Suprema designó a un ministro en visita de la Corte de Apelaciones para investigar el caso. No más justicia militar. Ahora, el abogado de la familia Vergara Toledo es Hugo Gutiérrez. La investigación se encuentra en etapas decisivas.


SOBREVIVIR
“¡Han pasado ya 22 años; Dios mío, 22 años!”, exclama Luisa, llevando una mano a su frente. “Ha sido muy duro. Estuve mal, muy enferma, no hacía nada. No sé cómo he sobrevivido al dolor. En marzo mataron a mis hijos y en abril exiliaron a mis otros dos, Pablo y Ana Luisa. Temíamos por sus vidas...”.
“Es que no era asesinar porque sí, era una política de terror. Esa noche del 29 de marzo del ’85 mataron a Paulina Aguirre (20 años, militante del MIR) y secuestraron a los profesionales (Nattino, Guerrero y Parada). Esa noche me mataron con mis hijos, estuve bajo tierra, perdí todo, se murió mi fe, no era capaz de nada; la gente de la Villa Francia me daba la comida en la boca. Ellos nunca nos dejaron solos y les doy las infinitas gracias por ayudarme a sobrevivir”, confiesa Luisa.
El dolor de los Vergara Toledo no cesó. El 5 de noviembre de 1988, Pablo Vergara Toledo, con 25 años, falleció junto a Araceli Romo en Temuco. La versión oficial habló de que ambos murieron mutilados en un cerro cuando manipulaban explosivos para volar un poste eléctrico. Al mes, la familia se querelló por una fundada y desgarradora sospecha: “Mi hijo pudo haber sido detenido y dinamitado”, señaló Luisa al diario La Época.
Estaban devastados, desesperados. Tres de sus cuatro hijos muertos. Ya no era suficiente otra huelga de hambre. La mañana del 10 de noviembre de 1991, Luisa se roció bencina en el hall de La Nación para inmolarse en la Plaza de la Constitución. Pero la redujeron. “A esto lleva la impunidad. A que mi madre haya tenido que rociarse con bencina para quemarse”, vociferó Ana Luisa Vergara Toledo.
“No tengo la capacidad para asumir que perdí a tres hijos. Nada repara esto. Jamás aceptaremos indemnizaciones por los hijos, y justicia... se nos ha complicado la idea de justicia”, sentencia Manuel. “Stange se lavó las manos. Él dijo que Carabineros no tenía nada que ver con la muerte de los profesionales y mira en lo que terminó. Stange es responsable, no cuatro locos que van y matan porque sí”, enfatiza la madre.
“El ‘Día del Joven Combatiente’ -interviene Manuel- nació en homenaje a nuestros hijos y a los jóvenes que murieron luchando contra la dictadura. Los jóvenes pueden cambiar esta sociedad tan injusta. Nos llena de alegría que han nacido muchos niños y les han ido poniendo los nombres de nuestros hijos. ¡Hay montones! Nos llaman por teléfono y nos avisan. Todos los años hacemos misas, romerías, velatones. Hace unos meses la familia Vergara Toledo tuvo un reencuentro. Los restos de Eduardo y Rafael fueron exhumados. “Y ocurrió algo mágico”, señala Luisa. “El paso del tiempo va deteriorando los cuerpos y en el Médico Legal son reducidos y puestos en una cajita”, cuenta Manuel. “Pero nos dicen que están intactos, completos y que tendrán que ser puestos en ataúdes grandes”, dice Luisa. “Son duros de roer”, comentó en la ocasión.
-En febrero los enterraron por segunda vez...
-... Sí... y pude despedirme de ellos... El ’85 estába tan mal que ni siquiera sabía por dónde había entrado al cementerio. Ahora fue distinto, ahora pude verlos, tocarlos... y me pasó que... por primera vez sentí que definitivamente ya están muertos... eso... están muertos. Muertos. No los voy a tener más. No van a volver...





sábado, marzo 17, 2007

Una historia urbana

Noche de viernes 16 de marzo del 2007, Metro de Santiago estación Vicente Valdes:

Venia yo, regia estupenda como siempre de una cita con un amigo, en el centro de Santiago, sentada en el vagón del metro, acalorada esta noche de verano santiaguino, cuando de pronto se sube a mi vagón un niño, con su mochila al hombro, como vió q habia un asiento desocupado a mi lado, fue y sentó alli sin antes regalarme una hermosa sonrisa, a la cual obviamente correspondí. En un principio pensé q mas atras venía su madre o su padre, o cualquier adulto q lo acompañase a esa hora de la noche, cuando me di cuenta q en realidad estaba solito, le hablé, me causó gran extrañeza q un niño de su edad estuviera solo en la calle, me dijo: vengo de mi trabajo, vendo calendarios afuera del mall Plaza Vespucio, me contó q tiene 10 años, se llama Camilo, q estudia por las mañanas y q después se va a su trabajo, q lo hace por ayudar a su mamá, viven en la Villa Chiloé de Puente Alto (bastante mas lejos q yo!), me contó tb q pasó a 5º básico con un 6,7....o sea es un super estudiante, sin darnos cuenta el viaje se nos hizo nada, entre tanta conversación y risas, si incluso me contó q tiene 3 pololas!! jajaja...sin duda es el niño mas lindo q he conocido!!!! en menos de 40 minutos me regaló 20 mil sonrisas y una enseñanza de vida...

" En este último mes la gente alega, protesta contra el nuevo sistema de transporte de Santiago, pero no se dan cuenta q a nuestro lado puede ir viajando un angelito... solo es cuestión de abrir los ojos y el corazón"...

lunes, marzo 12, 2007

11 - M ....3 años después

Sobre el 11-M


Ya te he hablado de Vallekas, ¿verdad? De aquel barrio al sur de Madrid, de cómo eran sus casas bajas, sus chabolas construidas por emigrantes venidos del hambre y llenos de futuro, levantadas de noche, a escondidas, por todos los vecinos. De sus calles sin asfaltar donde tantos lucharon por la libertad que no tenían. Allí se enamoraron mis padres cuando volvían a casa con los pies llenos de barro y el alma perdiéndose en los regueros de lluvia que corrían entre las casas. Te he hablado de su lucha, ¿verdad? De sus puertas abiertas y de mi abuela sentada en la calle, soñando fortuna para mis tíos, llorando la huerta que quedaba tan lejos. Del Pozo del Tío Raimundo, tierra rebelde, del canto huérfano que nos hiela.


También sabes, te lo he dicho muchas veces, que allí aprendí la importancia de la memoria, la necesidad de soñar mundos mejores. Allí entendí que la tragedia ajena era la mía, que la poesía es un arma cargada de futuro. Ya sé. Te lo dije otras veces. Ahora Vallekas, mi patria, mi infancia, es zona cero. Estallaron las bombas. Deja que te cuente:


La noticia me pilló lejos de casa. Estaba en Barcelona. Me había quedado hasta tarde leyendo poemas de Marzal y García Montero. Soñaba con Alicia, supongo, regando las flores de Lavapiés. Con mi perro acurrucado en el lugar de la cama que dejo vacío. Entonces sonó el teléfono y conocí la tragedia. Llamé a la familia y supe que todos estaban bien. Después vi en televisión el horror de la catástrofe y entendí como nunca los versos de Neruda, sucede que a veces me canso de ser hombre.


Atocha, Sta. Eugenia, el Pozo eran zonas cero.


Primero vino el llanto y el dolor. Luego la indignación. Acebes, el ministro del Interior, nos dijo que había sido ETA. Si los que velan por tu seguridad te mienten ante una tragedia de tal magnitud todo está podrido. Y lo estaba. Acebes dijo que era ETA y que quien se cuestionase su autoría era un miserable. Supongo que se refería a él mismo cuando ahora le escucho hablar de Al-Qaeda como responsable de la masacre.


A lo largo de los siguientes días fuimos mentidos sistemáticamente por el gobierno del PP. En busca de rentabilidad electoral negaron la participación del integrismo islámico en el atentado. Negaron cualquier vinculación de este atentado con nuestra participación en las políticas belicistas de Bush y sus secuaces. Manipularon todos los medios informativos a su alcance para evitar que la gente supiera la verdad. Hoy sabemos que hubo conatos de enfrentamiento por parte de muchos trabajadores de las televisiones públicas que no soportaban la vergüenza de participar de aquella burda manipulación. El PP pretendía retrasar la información, ocultándola, para que no nos llegara antes de las elecciones.


No era la primera vez que el PP y los medios de comunicación públicos mentían. Hay sentencias de jueces que condenan a Radio Televisión Española por manipular la información en los días de la huelga general. Por no hablar de las armas de destrucción masiva. Pero esto ya te lo había contado ¿no?
Los años de gobierno de la derecha ha sido duros y muchas veces nos hemos encontrado en la calle protestando por sus políticas, ¿recuerdas? La LOU, la huelga general, la LOCE, el No a la guerra...


No a la guerra... Tú lo gritaste. Es perverso pensar que la gente que salió a condenar la participación de España en la guerra haya sido víctima del odio de los que la padecen, víctima de este terrible atentado. Nada justifica el horror de la matanza del 11 de marzo como nada justifica la guerra en Irak. El odio engendra más odio. Nosotros exigimos a los políticos alternativas pacíficas y diplomáticas para resolver los conflictos entre los pueblos.


Ahora recuerdo al hermano de George W. Bush cuando prometía en ese español tejano que tanto domina Aznar beneficios inimaginables para España por nuestro apoyo a la guerra. Porque de eso se trataba, de los beneficios que supondría el reparto del botín. Porque después de la guerra el mundo no es más seguro, los iraquíes no son más libres y no existen armas de destrucción masiva.


Ya te he hablado de que la historia no ha terminado, ¿verdad? Está viva y con más violencia que nunca. ¿Qué mundo estamos construyendo? Un mundo en el que vivimos aislados unos de otros, donde se nos generan necesidades artificiales, en el que se levantan fronteras insalvables para los seres humanos pero frágiles para el capital especulativo. Donde se criminaliza la disidencia Donde se levantan muros de vergüenza. Donde se niega el diálogo entre los pueblos y se trata de imponer un pensamiento único que uniformice las almas y los discursos (así se ha tratado de hacer con el tema del atentado y del terrorismo en este país). Donde se trata de imponer a través de la propaganda más burda y de la manipulación más obscena un consenso incuestionable, que nos dice que las cosas van bien (que España va bien) y que no existen alternativas a este modelo de sociedad y de mercado ( Y existen ¡ya lo creo!. Ya te hable de Portoalegre. Y de la Tasa Tobin. Y de la desaparición de los paraísos fiscales y del FMI. De la condonación de la deuda externa. De las políticas de cooperación y desarrollo. Te acordarás.)
En cualquier caso no todo está perdido. Recibí tu mensaje. Mi teléfono móvil tronó para decirme donde era la cita. Y te encontré: en Génova, luego en Sol, luego en Atocha. Exigiendo la información que merecía nuestra jornada de reflexión, exigiendo la verdad antes de votar. Las movilizaciones en contra de la guerra dejaron esta brasa que tú soplaste a golpe de mensaje telefónico para avivar la llama dormida. Y ahora saben que no están a salvo del control del pueblo, como tú sabes que no estás solo (ya te lo he dicho cien veces).

Al día siguiente llenamos las urnas con la rabia acumulada después de tantos años de gobierno de derechas autoritario y excluyente. Llenamos las urnas de diálogo y de tolerancia. Y los que vienen ahora tendrán que saber administrar nuestra esperanza, porque hemos demostrado que no nos controlan, que estamos alertas. Por la gente del Pozo (ese barrio del que te hablé ¿recuerdas?), de Atocha, de Sta. Eugenia. Por los trabajadores, obreros, estudiantes que viajaban esa mañana en aquellos trenes de cercanías. Y demostraremos con nuestro quehacer cotidiano que otro mundo es posible. ¿No te lo había dicho? Otro mundo es posible. Pásalo.

ISMAEL SERRANO