Cuentan que una noche un niño no podía dormir. Ese mismo día les habían comunicado en el colegio que un compañero suyo se había marchado al cielo y era su mejor amigo.
Llamó a su padre y le preguntó: ¿por qué mueren los niños cuando hay ancianos que ya han vivido tanto tiempo? Y el padre, para hacerle comprender le contó la siguiente historia…
“Un día Cupido y la Muerte se encontraron por el bosque, se abrazaron con gran alegría y comenzaron a charlar. Se quejaban de lo cansados y aburridos que estaban de hacer siempre el mismo trabajo, lanzando flechas allá por donde pasaban, uno provocando muertes, el otro enamorando a gentes. Y así charlando se les echó la noche encima y, con ella, el frío.
Decidieron descansar juntos en una cueva cercana y tras encender una pequeña hoguera siguieron contándose sus peripecias… Al fin el cansancio pudo con ellos y se quedaron profundamente dormidos…
A la mañana siguiente fue el canto de los pájaros y la luz de la mañana lo que los despertó. Se dieron cuenta de lo tarde que era y rápidamente fueron a coger sus flechas, pero todas se habían mezclado y ya no podían saber cuál pertenecía a cada uno, con lo que cogieron cada uno un puñado y se marcharon cada cual por su lado...
Por eso ahora cuando Cupido lanza una flecha, un niño muere y cuando la Muerte lanza la suya, dos ancianos se enamoran.
viernes, mayo 11, 2007
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1 comentario:
Esta historia no la había escuchado nunca. Buena, en todo caso. Es feo que los niños mueran pero es lindo que los ancianos se enamoren.
Mi correo es: sacerdotisakikyo@gmail.com para que me mandes la historia de Ismael de las cartas.
Un beso!
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