Lo amaban, ni más ni menos, y se sacaba cada mañana las espinas del sueño.
Juraba y maldecía y se enredaba en la alambrada de la mansa rutina.
Vivía como tú o como yo. El viernes por la noche iba a buscar a su amor.
Fumaba tranquilo, planeaba la semana y ella le arrancaba el cigarro y lo besaba.
Y un día lo mordió el virus el miedo. Entendió que las mujeres nunca tienen dueño.
Y temió que ella marchase, que se agotase el manantial sin un por qué.
Venció el miedo y faltó a la última cita, no descolgó el teléfono que aullaba en la mesilla.
Y el temor a la derrota lo agarrotó como un calambre, sin un por qué.
Duro, intenso y precario... Se enfrentaba cada día al oleaje en el trabajo.
Y una mañana la cobardía lo paralizó en la puerta y no entró a la oficina.
Volvía a despertar y empezaba el periódico como tantos -por detrás.
Vio y sintió la noche del planeta y su desastre, tuvo miedo y decidió no salir a la calle.
Y ahí lo tienes encerrado en casa, temblando como un niño, sellando las ventanas,
para no ver, ni escuchar, sentir, notar la vida estallando fuera.
Por miedo a sentir miedo fue a la cama, como una oruga se escondió y envuelto entre las mantas se durmió, hizo humo el sueño y se olvidó del mundo por miedo a despertar.
Aún sigue dormido. Pasaron los inviernos y aún sigue escondido,
esperando que tu abrazo le inocule la vacuna y elimine el virus del miedo y su locura.
lunes, abril 18, 2005
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3 comentarios:
Porq una vez hace años atras..me ataco el virus del miedo..no quiero nunca mas sentir ese miedo q me paralizo por muchos meses..y dejé pasar la vida...
Porq una vez hace años atras..me ataco el virus del miedo..no quiero nunca mas sentir ese miedo q me paralizo por muchos meses..y dejé pasar la vida...
El miedo no es buen consejero, pero de cuando en vez un poco de él en nuestro corazón nos alerta que hay algo a la vuelta de la esquina por lo que hay que estar atentos... atentos a la vida y a todos sus recovecos...
Suerte
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